viernes, 23 de mayo de 2014

Canción de la muerte enamorada



Alguien llamó a mi puerta de madrugada,
era la vida vacía, el vivir por nada:
Sigue de largo —le dije—, aquí no entras,
que aquí sólo entra la muerte enamorada,
que aquí sólo entran las penas,
que aquí sólo entran las ansias;
que aquí sólo entra la rabia
y a veces, muy raras veces,
la dicha entra.

Alguien llamó a mi puerta al caer el alba,
era la muerte vacía, el morir por nada:
Sigue de largo —le dije—, aquí no entras,
que aquí sólo entra la vida enamorada,
enamorada...

viernes, 2 de mayo de 2014

El sistema / Los Nadies




Los funcionarios no funcionan.
Los políticos hablan pero no dicen.
Los votantes votan pero no eligen. 
Los medios de información desinforman. 
Los centros de enseñanza enseñan a ignorar. 
Los jueces condenan a las víctimas. 
Los militares están en guerra contra sus compatriotas. 
Los policías no combaten los crímenes, porque están ocupados en cometerlos. 
Las bancarrotas se socializan, las ganancias se privatizan. 
Es más libre el dinero que la gente. 
La gente está al servicio de las cosas. 



Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba.

Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.
Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.

Cuando me abandone el alma



Cuando me abandone el alma
cumpliendo con mi destino,
se irá con ella mi sombra,
mi sangre espesa de grillos,
cantará en el jóven sauce
de los ríos de mis hijos.

Quizás añore mi muerte
cosas sencillas: mi casa,
algun sueño no cuajado,
mi hermosa y dulce nostalgia,
que siento cuando me acuden
los olores de la infancia.

La noble cara del campo
o matear un día llovido,
oir en el campo anciano
el coyuyal de changuitos,
y esos vinos guitarreados
en un remanso de amigos.

Cuando inaugures mi muerte
no llores mi noche negra,
sembrame en mi pago y luego
tapame con chacareras,
para que mi alma se lleve
el corazón de mi tierra.

Voy a añorar cuando muera
la tibia miel de tus labios,
tu boca enjambre de besos
y todos nuestros pecados,
aquellos que a mi existencia
dieron sentido y amparo.

En el mas allá quisiera
encontrarme en un camino
con aquel árbol que fuera
un pueblo de arpas y nidos,
hoy mi mesa y mi guitarra,
mañana mi último abrigo.

La muerte vive celosa
de mi amada flor la vida,
dicen que me anda buscando,
ojalá si un día me pilla,
me halle machao y cantando
pa´ que se muera de envidia.

miércoles, 12 de febrero de 2014

Por mi lado



Pasa por mi lado
desparramando el aire
que con calma guardo.
Se sienta y suspira
descargando el mundo
en sus brazos cruzados,
y voltea hacia mi lado:

La constante búsqueda
de sus ojos en los míos
penetrando los silencios
y los miedos (y las dudas)
Tan veniales y desmesurados,
como para aceptarlos
sin pensar, sin querer, sin ser

Ella sonríe… brilla.
Brilla y sonríe
Y su mirada intacta
sigue creando caminos
y habla (creo) un poco,
y calla (seguro) de nuevo,
y sigue haciendo lo suyo.

Y yo espero y no llego
Canto y no puedo
Miro y presiento
Escucho y tiemblo
Río y muero
(C)

lunes, 11 de noviembre de 2013

Pater Noster



Padre Nuestro que estás en los cielos
quédate allí,
y nosotros nos quedaremos en la tierra
a veces tan hermosa
con los misterios de Nueva York
y los misterios de París,
que bien valen los de la Trinidad
con el pequeño canal del Ourcq,
la Gran Muralla China,
el río de Morlaix,
los caramelos de Cambray,
el océano Pacífico
y las dos fuentes de las Tullerías.

Con los hijos buenos y los tipos malos,
con todas las maravillas del mundo
que están aquí,
simplemente en la tierra,
al alcance de todos,
esparcidas,
maravilladas ellas mismas de ser tales maravillas
y sin atreverse a confesarlo,
como una bonita jóven desnuda que no se atreve
a mostrarse
con las espantosas desgracias de este mundo
que son legión,
con los legionarios,
con los torturadores,
con los amos de este mundo,
los amos con sus sacerdotes, sus traidores
y sus soldados,
con las estaciones,
con los años,
con las chicas bonitas y con los viejos verdes,
con la paja de la miseria pudriéndose bajo el acero
de los cañones.

sábado, 9 de noviembre de 2013

Casi juicio final



Mi callejero "no hacer nada" vive y se suelta por la variedad de la noche.
La noche es una fiesta larga y sola.
En mi secreto corazón yo me justifico y ensalzo: 
He atestiguado el mundo; he confesado la rareza del mundo.
He cantado lo eterno: clara luna volvedora y las mejillas que apetece el amor.
He conmemorado con versos la ciudad que me ciñe y los arrabales que me desgarran.
He dicho asombro donde otros dicen solamente costumbre.
A los antepasados de mi sangre y a los antepasados de mis sueños he exaltado y cantado.
He sido y soy.
He trabado en firmes palabras mi sentimiento que pudo haberse disipado en ternura.
El recuerdo de una antigua vileza vuelve a mi corazón. Como el caballo muerto que la marea inflige en la playa, vuelve a mi corazón.
Aún están a mi lado, sin embargo, las calles y la luna.
El agua sigue siendo dulce en mi boca y las estrofas no me niegan su gracia.
Siento el pavor de la belleza; ¿quién se atreverá a condenarme si esta gran luna de mi soledad me perdona? 

viernes, 25 de octubre de 2013

Ventana sobre el miedo



El hambre desayuna miedo. 
El miedo al silencio aturde las calles. 
El miedo amenaza:
   Si usted ama, tendrá sida.
   Si fuma, tendrá cáncer.
   Si respira, tendrá contaminación.
   Si bebe, tendrá accidentes.
   Si come, tendrá colesterol.
   Si habla tendrá desempleo.
   Si camina, tendrá violencia.
   Si piensa, tendrá angustia.
   Si duda, tendrá locura.
   Si siente, tendrá soledad


viernes, 30 de agosto de 2013

Yo no me río de la muerte



Yo nunca me río de la muerte.
Simplemente sucede que
no tengo miedo
de morir entre
pájaros y arboles

Yo no me río de la muerte.
Pero a veces tengo sed
y pido un poco de vida,
a veces tengo sed y pregunto
diariamente, y como siempre,
sucede que no hallo respuestas,
sino una carcajada profunda
y negra. Ya lo dije, nunca
suelo reir de la muerte,
pero sí conozco su blanco
rostro, su tétrica vestimenta.

Yo no me río de la muerte.
Sin embargo, conozco su 
blanca casa, conozco su
blanca vestimenta, conozco
su humedad y su silencio.

Claro está, la muerte no
me ha visitado todavía,
y Uds. preguntarán: ¿qué
conoces? No conozco nada.
Es cierto también eso.
Empero, sé que al llegar
ella, yo estaré esperando,
yo estaré esperando de pie
o tal vez desayunando.
La miraré blandamente
(no se vaya a asustar)
y como jamás he reído
de su túnica, la acompañaré,
solitario y solitario.

Piedritas en la ventana

De vez en cuando la alegría
tira piedritas contra mi ventana,
quiere avisarme que esta ahí esperando,
pero me siento calmo,
casi diría ecuánime.

Voy a guardar la angustia en un escondite
y luego a tenderme la cara al techo
que es una posición gallarda y cómoda
para filtrar noticias y creerlas.

Quien sabe donde quedan mis próximas huellas
ni cuando mi historia va a ser computada,
quien sabe que consejos voy a inventar aun
y que atajo hallaré para no seguirlos.

Esta bien, no jugaré al desahucio,
no tatuaré el recuerdo con olvidos,
mucho queda por decir y callar,
y también quedan uvas para llenar la boca.

Esta bien, me doy por persuadido,
que la alegría no tire mas piedras,
abriré la ventana.


viernes, 16 de agosto de 2013

Pájaro azul



Hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero soy duro con él,
le digo quédate ahí dentro, no voy
a permitir que nadie
te vea.

Hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero yo le echo whisky encima y me trago
el humo de los cigarrillos,
y las putas y los camareros
y los dependientes de ultramarinos
nunca se dan cuenta
de que está ahí dentro.

Hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero soy duro con él,
le digo quédate ahí abajo, 
¿es que quieres hacerme un lío?
¿es que quieres mis obras?
¿es que quieres que se hundan las ventas de mis libros
en Europa?

Hay un pájaro azul en mi corazón
que quiere salir
pero soy demasiado listo, sólo le dejo salir
a veces por la noche
cuando todo el mundo duerme.
Le digo: "ya sé que estás ahí,
no te pongas
triste."

Luego lo vuelvo a introducir,
y él canta un poquito
ahí dentro, no le he dejado
morir del todo,
y dormimos juntos,
así,
con nuestro
pacto secreto,
y es tan tierno como
para hacer llorar
a un hombre, pero yo no
lloro,
¿lloras tú?

jueves, 15 de agosto de 2013

Bandoneón



Me jode confesarlo,
pero la vida es también un bandoneón.
Hay quien sostiene que lo toca Diós,
pero yo estoy seguro de que es Troilo,
ya que Diós apenas toca el arpa
y mal.

Fuere quien fuere lo cierto es
que nos estira en un solo ademán purísimo
y luego nos reduce de a poco a casi nada,
y claro, nos arranca confesiones,
quejas que son clamores,
vértebras de alegría,
esperanzas que vuelven
como los hijos pródigos
y sobre todo como los estribillos.

Me jode confesarlo
porque lo cierto es que hoy en día
pocos
quieren ser tango,
la natural tendencia
es a ser rumba o mambo o chachachá
o merengue o bolero o tal vez casino,
en último caso valsecito o milonga,
pasodoble jamás.
Pero cuando Diós o Pichuco o quien sea
toma entre sus manos la vida bandoneón
y le sugiere que llore o regocije,
uno siente el tremendo decoro de ser tango,
y se deja cantar y ni se acuerda
que allá espera
el estuche.

Rostro de vos


Tengo una soledad 
tan concurrida, 
tan llena de nostalgias 
y de rostros de vos, 
de adioses hace tiempo 
y besos bienvenidos, 
de primeras de cambio 
y de último vagón. 

Tengo una soledad 
tan concurrida, 
que puedo organizarla 
como una procesión: 
por colores, 
tamaños
y promesas, 
por época, 
por tacto y por sabor. 

Sin un temblor de más, 
me abrazo a tus ausencias 
que asisten y me asisten 
con mi rostro de vos. 

Estoy lleno de sombras, 
de noches y deseos, 
de risas y de alguna maldición. 

Mis huéspedes concurren, 
concurren como sueños 
con sus rencores nuevos, 
su falta de candor. 
Yo les pongo una escoba 
tras la puerta 
porque quiero estar solo 
con mi rostro de vos. 

Pero el rostro de vos 
mira a otra parte, 
con sus ojos de amor 
que ya no aman, 
como víveres 
que buscan a su hambre, 
miran y miran 
y apagan la jornada. 

Las paredes se van, 
queda la noche, 
las nostalgias se van, 
no queda nada. 

Ya, mi rostro de vos, 
cierra los ojos. 

Y es una soledad 
tan desolada.

viernes, 5 de julio de 2013

Hombre que dice ciao...



Me llevo el sonido de tu voz pronunciando mi nombre,
inmortalizado entre tus labios...
Las caricias intangibles, las sonrisas,
las pocas letras; algo de la música
y miles de saudades...

Me llevo también tu abstracción y surrealismo,
las desiertas noches y tu ausente compañía;
los sueños inagotables...

Me llevo la magia y tu esencia en el silencio,
la parte del vuelo y amor que me corresponden.

No me llevo más nada:
Ni una sola gota de tu llanto,
ni tu marca de falena.
Ni un solo ¿Por qué?
Ni los sinsabores,
los celos, tus juicios
o cualquier sentimiento lacerante, negativo.

Es cierto, hace rato que dejaste de estar...
Libre al fin de la sensación alienante, asfixiante,
que provoca el amar a lo occidental.

Te regalé la inmortalidad en mi vida,
te dejé las comas y las pausas.
Me reservé en cambio, el último punto,
el que daba el final "perfecto",
a nuestra novela imperfecta:
¡Vaya pues, cada quien, con su cada cual!

Adiós amalucada vida,
otra bala perdida,
mi vida...

lunes, 1 de julio de 2013

La luna



La luna se puede tomar a cucharadas 
o como una cápsula cada dos horas. 
Es buena como hipnótico y sedante, 
y también alivia 
a los que se han intoxicado de filosofía. 
Un pedazo de luna en el bolsillo 
es mejor amuleto que la pata de conejo: 
sirve para encontrar a quien se ama, 
para ser rico sin que lo sepa nadie 
y para alejar a los médicos y las clínicas. 
Se puede dar de postre a los niños 
cuando no se han dormido, 
y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos 
ayudan a bien morir. 

Pon una hoja tierna de la luna 
debajo de tu almohada 
y mirarás lo que quieras ver. 
Lleva siempre un frasquito del aire de la luna 
para cuando te ahogues, 
y dale la llave de la luna 
a los presos y a los desencantados. 
Para los condenados a muerte 
y para los condenados a vida, 
no hay mejor estimulante que la luna, 
en dosis precisas y controladas.

sábado, 29 de junio de 2013

La vida perdida del escritor


Su nombre, como dijo Luis Alberto,
es el de todas las mujeres,
y por eso poco importa. 

Su olor, el de cualquiera. 
Sus manos, finas. 
Sus ojos, luces apagadas
que aún tiemblan sobre el Ródano.

Se hace la dormida. A estas horas.
En su habitación. En la ge ciento y pico.
Hace que duerme
mientras la espío a mi manera, 
sin espiarla.

Ella no sabe que la escribo. Nunca lo sabrá.
Ni sabrá que esta tarde
la he mirado con todo mi cuerpo
y le he dado las gracias
(no por sostenerme la puerta
como ella cree sino) 
por ser, o por estar, 
que en nuestro parco francés
viene a ser lo mismo. 

Veo sus piernas fabulosas, 
sus amables brazos rodeando el aire.
Veo sus solidarios labios buscando el sueño,
su gentil cadera subiendo las treinta y dos escaleras
y cruzando, 
como se han de cruzar los océanos,
el umbral de la puerta que lleva a mi pasillo,
a ese en el que se encuentra mi habitación y, 
por suerte y por desgracia,
la suya también.

No sabe que la escribo. Ni que le escribo.
Ni que esta tarde la he mirado 
con los ojos de todos los hombres,
ni que desde aquí, desde mi habitación, 
hago que la despierto
y que la miro y que la arropo. 
Sin hacerlo, claro, a mi manera, 
con estas formas de fingidor
y seductor privado. 
Con mi íntima y secreta valentía.

Quizás deba ir y pedirle sal. 
O mucho mejor,
hacer como que voy 
y le pido un abrazo 
o un beso o hacernos el amor
y ella me dice que sí.

Hacer como que me dice que sí 
y que con los golpes, 
con ese ruido tan nuestro, 
despertamos a toda la residencia.

Podría esperarla en el pasillo.
Meterle una nota por debajo de la puerta. 
Escribirle algo bonito y ponérselo en el buzón.
Podría hacer todo eso y mucho más, pero no.
Como siempre, voy a quedarme aquí,
dejando que el tiempo haga su trabajo
y esperando que, por una sola vez, 
haga también el mío.

Voy a hacer como que voy y me presento 
y la beso y después,
si eso, si se tercia,
si se me ocurre algo,
os lo escribo.