martes, 4 de diciembre de 2012

Milonga del Diablo / Tango de la muerte



Por estas calles oscuras
dicen que anda suelto el Diablo,
sembrando aliento de azufre
a los vecinos del barrio.
Lleva encendido de fuego
los viejos ojos malvados,
y siempre a la misma hora 
su voz tentadora pasea un pregón:

¿Alma, quién me vende el alma?
¿Patrona quiére comprar?
Los mil placeres del mundo
le cobro el alma no más.

¿Alma quién me vende el alma?
El diabólico pregón.
La voz cansada del Diablo
por esas calles de Dios.

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¡Qué se haga ya la oscuridad! 
Deténgase la sucesión. 
En una ausencia tan brutal 
que es uno mismo el que no está. 
Y no quiero sentir ningún dolor, 
es lo que duele más. 

Llegó el olvido, vencedor, 
y ya el saqueo comenzó. 
En la memoria sin guardián, 
libros de viento robará. 
Y de tu verso más cantor 
nadie se acordará. 

Yo juego con la carta más segura, 
no importan los vaivenes de la suerte,
aquí donde me ve, yo soy la Muerte. 
El precio de la última aventura. 

Yo soy mucho más fuerte que la vida. 
Yo soy la última rima del poema. 
Mi voz en todo acorde suena. 
Y con cualquier camino yo hago esquina. 

No hay que pensar ni preguntar: 
yo soy mi propia explicación. 
Soy el sentido y el motor 
de la poesía y el amor. 
La nada espera, vamos ya. 
Su tiempo terminó.